Maria

Es difícil describir todos los acontecimientos que han sucedido en la enfermedad de María hasta ahora, ya que han sido muchos, y la memoria es a veces muy ligera.

Todo empezó en mayo de 2011. María tenía 13 años y era una niña atlética, buena estudiante, mejor hija, buena bailarina de ballet y siempre ideando nuevas cosas.

A María en esa fecha le salió un flemón y empezó con fiebre. Su dentista le recetó un antibiótico y le citó para otro día, cuando se le hubiese pasado la fiebre. El día de la cita María tenía las encías sangrantes; además nos dijo que le habían salido algunos moratones por el cuerpo.

En cuanto el dentista le vio inmediatamente la envió a urgencias del ambulatorio y de allí a urgencias del Hospital de Cruces. En el Hospital le hicieron multitud de análisis y fue cuando la doctora nos dijo que toda la serie de la sangre: glóbulos blancos, hemoglobina y plaquetas estaban bajísimos que le iban a poner varias transfusiones y que podría ser leucemia pero que habría que esperar a más resultados.

La palabra leucemia fue demoledora tanto para mi mujer como para mí, ambos por nuestras profesiones sabíamos qué es y lo que suponía. Ingresaron a María en la planta 6º de Cruces y al poco tiempo nos dieron el diagnóstico definitivo. No era leucemia, se trataba de una Aplasia Medular Severa. Estuvo ingresada y cuando le bajó la fiebre le hicieron un tratamiento con timoglobulina de conejo y ciclosporina. El tratamiento dio resultado y sus niveles comenzaron a subir durante todo el 2012 recuperando gran parte de su vida normal.

A finales de 2012, después de 1 año de tratamiento con ciclosporina y continuas visitas de seguimiento al hospital, al reducir y quitar la misma sus niveles volvieron a bajar con lo que los médicos de Cruces nos dijeron que la única solución era un trasplante de médula ósea. Un nuevo mazazo ya que ni su hermano ni su madre o yo éramos compatibles para el trasplante y éramos conscientes de la dificultad de encontrar un donante alogénico compatible.

Sin embargo tuvimos mucha suerte y desde REDMO se localizó un donante compatible de los EEUU. A partir de ahí todo fue muy rápido. María ingresó para el acondicionamiento (destrucción de su medula ósea con quimioterapia) en mayo de 2013 y a los pocos días le realizaron el trasplante en el Hospital Niño Jesus de Madrid. A partir de ahí, el día cero, fue contar cada día ansiosamente hasta que, por fin, un poco tarde, el día +28 sus niveles comenzaron a subir. A principios de septiembre María recuperó su vida normal y hoy, su vida es totalmente normal.

Atrás han quedado más de 200 pinchazos, ingresos por enfermedades oportunistas al estar baja de defensas, el cuaderno diario que llevábamos apuntando su fiebre o cuando le tocaban las dosis y las largas estancias en hospitales.

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