María

Mi nombre es María y el 10 de noviembre de este año fui diagnosticada de Linfoma No Hodgkin estadio IV.

Con 18 años no podía parar de pensar en todo lo que no había hecho y me quedaba por hacer, pero aun así voy a hacerlo en cuanto me recupere.

Siempre he sido una persona muy alegre, positiva, deportista y, sobretodo, sana. En la vida había probado ni el tabaco ni el alcohol. En verano comencé a sentir un dolor muy fuerte en el pecho después de llegar una noche de correr. Mi madre, preocupada por si me había dado un tirón, me llevó a urgencias puesto que siempre tuve problemas de espalda y me estaba quejando por ello constantemente. Esa noche, en urgencias, me dijeron que los dolores eran a causa de contracturas y que tomase calmantes si veía que el dolor persistía. Yo hice caso y, aun así, el dolor no pasó.

Semanas más tarde, el dolor fue cediendo, pero en septiembre me resfrié y perdí la voz durante tres semanas. Tras idas y venidas de médicos, urgencias y hospitales, me dijeron que podía ser meningitis. Después de un mes tomando antibióticos y pastillas que no hacían efecto comenzó la fiebre, pero no una fiebre normal, sino fiebre que no bajaba de los 39/40 grados y así durante 15 días.

Viendo que no mejoraba tras ir cuatro veces al médico, decidieron llevarme a Almería, al Complejo Hospitalario Torrecárdenas, donde, tras esperar toda la santa tarde en urgencias, me hicieron una analítica y una placa de tórax. En los resultados se vio claramente lo que tenía: alteraciones en la sangre y, como no, un pedazo “bicho” de 17cm en el mediastino. Tras estar toda la tarde allí, me tiré 18 días ingresada con aspiraciones de médula, punciones en el tórax, analíticas, TAC, y todas las pruebas que pueden hacerse. Gracias a Dios descartaron la leucemia pero, aun así, mi bicho se llama Linfoma No Hodking de células B grandes. Me van a tratar con 6 ciclos de quimioterapia de 5 días ingresada y 21 días de descanso.


Todo el mundo se me cayó cuando me contaron todo esto. Yo sabía que algo iba mal y a mi familia constantemente les decía: “tengo cáncer de sangre, estoy muy cansada” y burradas que parecen locuras y nadie se creía, pero así fue…

Después del primer ciclo de quimioterapia, me he quedado totalmente cansada, en la cama nada más que durmiendo y comiendo lo que me apetece. Pero eso sí, tengo todo el apoyo de mis amigos, mi familia, mi novio… Todo el apoyo del mundo lo tengo de mi mano, porque sé que voy a salir de ésta, que voy a vencer a este “bicho”, que voy a ser más fuerte que él y, sobretodo, voy a vivir al máximo tras acabar la quimio...

Aún sigo haciéndome preguntas como “por qué tengo que pasar yo por esto”, “que he hecho para merecerlo”, y cuestiones que no tienen ningún sentido para esta enfermedad ya que esto es como una lotería: toca a quien toca. Pero bueno, con mucha fuerza y ánimo todo se supera, de todo se sale y, aunque pierda el pelo, las fuerzas y me quede hecha un fideo, puedo con todo. ¡Soy más fuerte que el cáncer! A todas las personas que padecéis de alguno, tenedlo claro: sois más fuertes que él, vais a ganar y vais a ser campeones de la batalla más fuerte de vuestra vida...

Espero poder ayudar a todo aquel que me lea y, sobretodo, jamás perdáis la sonrisa, esperanza y menos aún jamás dejéis de ser quienes sois.

María

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