Marta

“¿Cómo empezó todo? El pasado mes de octubre del año 2017 me llamaron por teléfono desde el Hospital Universitario de la Princesa en Madrid a raíz de unos análisis que me hice en mi centro de salud habitual, ya que últimamente no me encontraba muy bien.

Tras varias pruebas en urgencias ese mismo día, se me diagnosticó leucemia linfoblástica aguda de células T y pasé a ingresar inmediatamente.

Los primeros meses estuvieron llenos de vorágine e incertidumbre, ya que en mi entorno nunca habíamos visto ningún caso de leucemia y nos resultaba algo totalmente desconocido. Pero desde el primer momento tanto mi familia como yo tuvimos muy claro que íbamos a luchar con toda la fuerza y coraje posibles para poder superar este bache que se ponía en el camino.

Durante todo el proceso he tenido la suerte de contar con un equipo médico, enfermer@s y auxiliares excepcional - no quiero dar nombres por si me olvidará de alguno, y creo que todos se me merecen mi más sincera gratitud. Me han ayudado en todo momento con una actitud intachable.

Tampoco quiero olvidarme de mis amig@s, los cuales han estado siempre ahí, animándome, haciéndome reír ...

Con todo este apoyo tan impresionante, ¿cómo no podría estar a tope, llena de energía para poder superarlo y seguir adelante? Las largas estancias en el hospital, los ciclos de quimioterapia, la sesiones de radioterapia, los ingresos tras acudir a urgencias porque tenía fiebre, las punciones lumbares...

Y finalmente vino la noticia que todos estábamos esperando: ¡habían encontrado una donante de médula ósea compatible conmigo! ¿Qué mejor y más bonito regalo se puede recibir? no puedo describir la alegría que sentí al recibir esta noticia. Significaba tantas cosas para mí … Pero quizás la más fuerte era la esperanza, podría seguir escribiendo la historia de mi vida en compañía de mis seres queridos.

Ya desde el primer momento la acogimos con los brazos abiertos. Como anécdota contaré que en mi familia pasamos a llamarla cariñosamente "Froilan Erasmus", ya que solo sabíamos su nacionalidad (alemana) y que era una mujer. Vino a “vivir” a un cuerpo extraño lejos de su país de origen para, según lo que parece, quedarse. Y desde entonces la consideramos una más de la familia. Siempre que me levanto pienso en ella: ¿cómo le irá?, ¿estará bien? Y le deseo que sea muy feliz. Ojalá este mundo se llenara de gente así, que donan vida de una forma tan desinteresada.

Para finalizar me gustaría decir que creo que, con la ayuda de asociaciones como la Fundación Josep Carreras, se está contribuyendo a que el deseo de luchar y poder seguir adelante se convierta en realidad para muchas personas”.

Marta, 43 años, Madrid.

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