Pilar
Cuando hace cinco años decidí hacerme donante de médula, no tenía muy claro cuando me llamarían, ni siquiera sabía si me iban a llamar en algún momento. Y ese momento llegó.
Recientemente doné médula por aféresis. Algunos creen que es un acto de valentía, realmente no lo es. Valientes son las personas que cada día luchan por su vida y sienten dolor, miedo, desesperación, angustia, malestar… y siguen adelante. Es como si de una ruleta se tratase, la aguja de la ruleta se paró en una persona que por fortuna no soy yo... ¿Pero y si me hubiese tocado a mí? ¿Me plantearía si donar o no donar? ¿Pensaría en que da un poco de miedo, porque es algo que desconoces? ¿Cuánto tiempo tardaría en decir "adelante"?
Todo se reduce a ponerse en los zapatos del otro, este mundo es grande y todos somos iguales, a pesar de nuestras diferencias, todos tenemos las mismas necesidades básicas, y basta con pensar que con algo tan simple como lo que yo hice, en algún lugar del mundo hay una persona que tendrá una segunda oportunidad.
El verdadero mérito, lo tienen los profesionales que hacen posible que esto se pueda conseguir, personas que me han llevado de la mano en este camino y se han preocupado de que estuviese bien, haciendo que todo haya sido fácil y agradable, desde el Centro de Transfusiones de Valdebernardo, pasando por la Fundación Josep Carreras y más tarde en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. En todos estos lugares he encontrado personas que te reciben con una amplia sonrisa y te tratan con mimo y con paciencia. Y luego está mi gente, que me facilitó la tarea y me acompañó en esta decisión. Os doy las gracias a todos, porque gracias a todos y cada uno de vosotros me siento "egoístamente feliz".
Ahora ya, solo queda que mis células "prendan" y hagan su trabajo y esa segunda oportunidad se haga realidad y vuelva la felicidad a la vida de mi "igual".
La magia existe, está en nuestras manos hacerla posible.