Tribute to Miquel
Me llamo Miquel, tengo 19 años y soy de Valencia. Tuve un Linfoma de Hodgkin, del cual ya estoy en remisión completa después de varias líneas de tratamiento. Ahora estoy libre de enfermedad, pero sigo yendo a revisiones post-trasplante de médula ósea. Ya no tomo inmunosupresores ni medicación.
Con 17 años me llamaron al teléfono de casa para decirme "tienes una enfermedad en el sistema inmunitario que se va a curar. No voy a decirte lo que es, porque conociéndote lo buscarás en internet. Tu enfermedad tiene cura, es la quimioterapia". Toda mi vida dio un giro de 180 grados. Lo último que esperas es que te digan eso.
Empecé la quimioterapia animado por mis padres, mis hermanos, mis profesores, mis compañeros y mis amigos. Conocí a mi oncólogo, que por suerte era una persona encantadora. Me acuerdo cuando dijo: "Vas a salir de esta. Si no es por quimioterapia, será por un trasplante. Pero tú de ésta sales". Pasaron 6 meses, y un PET reveló que la enfermedad se había reducido un 75%, pero que quedaba proceso todavía.
Me enviaron al Hospital Clínico Universitario de Valencia y allí conocí al mejor grupo de Hematología que ha podido existir. La Dra. Terol, que estuvo conmigo desde el principio, nos comentó junto con el Dr. Montoro todas las cartas que habían sobre la mesa: distintos tratamientos y el futuro autotrasplante. Aquí fue cuando perdí el pelo, cuando más asumí que tenía cáncer. Me ingresaron, y conocí a la maravillosa Dr. Pérez (residente de Hematología, una de las mejores personas que he podido conocer y una de las mejores médicos). Me dieron varias sesiones de quimioterapia, hasta que en abril 2012 me autotrasplantaron. Todo un éxito, hasta que a los 3 meses se indica una recaída y me informan que hay que hacer un trasplante alogénico (donante).
No encontraron donante en REDMO ni tampoco mis hermanos eran compatibles. Pero, gracias a la investigación, salió el trasplante haploidéntico de médula ósea, para el cual mi madre era compatible e idónea para darme su médula. Durante este recorrido conocí a otra maravillosa hematóloga, la Dra. Teruel.
Llegó diciembre de 2012 y con él, el trasplante y tratamiento final. Veintitrés días ingresado sin ningún problema durante el ingreso, y el alta a casa. Durante la inmunosupresión suelen haber pequeños incidentes como infecciones (que se arreglaban yendo a urgencias). Ahora ya voy cada mes a hacer una pequeña revisión que pronto se alargará bimestralmente, trimestralmente, semestralmente...
Dar las gracias a todo el equipo profesional hematólogo del Hospital Clínico Universitario (Dra. Terol, Dra. Teruel, Dr. Solano, Dr. Hernández-Boluda, Dr. Piñana, Dra. Remigia, Dra. Calabuig, Dra. Jones, Dra. Sánchez, Dr. Montoro, Dra. Pérez...), a los oncólogos, al personal de enfermería (un personal profesional espectacular), al auxiliar, al servicio de limpieza...
DESPUÉS DE LA FUERTE TORMENTA, SIEMPRE SALE EL SOL.
A mí, lo que me curó, fueron dos cosas: querer seguir viviendo y el amor de la gente que tenía alrededor.