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Catéteres venosos centrales

Catéteres venosos centrales

26/04/2018
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El “tubo”, la “medalla”, el “alien”,… Muchos pacientes usan estas expresiones para referirse familiarmente al catéter que llevan puesto. No existe un solo tipo de catéter y todos tienen sus pros y sus contras. Por ello, hemos decidido profundizar un poco más en este tema para conocer mejor qué es un catéter, qué tipos hay, para qué sirven…

Lo primero que hemos hechos es buscar “catéter” en el diccionario:

catéter

  1.     nombre masculino

Tubo, generalmente largo, delgado y flexible, de diferentes materiales (goma, plástico, metal, etc.), que se usa en medicina y cirugía con finalidad terapéutica o diagnóstica; se introduce en un conducto, vaso sanguíneo, órgano o cavidad para explorarlo, ensancharlo, desobstruirlo, evacuarlo o inyectarle un líquido.

Por lo tanto, un catéter no es más que un “tubo” mediante el cual, en pacientes hematológicos puedes poner una serie de fármacos u otros elementos (sangre, plaquetas, quimioterapia, nutrición parenteral, células progenitoras de la sangre -médula ósea, sangre periférica o sangre de cordón umbilical-…) o sacar muestras de sangre del paciente. De esta forma, minimizas los pinchazos al paciente.

Hemos preguntado al Dr. Enric Carreras, director médico de la Fundación Josep Carreras, director del Registro de Donantes de Médula Ósea y hematólogo con una amplísima experiencia en trasplantes en el Hospital Clínic de Barcelona, y nos explica lo siguiente:

“Los catéteres pueden ser de larga o corta duración. Los de corta duración suelen ser periféricos y los de larga duración, por definición, suelen ser catéteres centrales (también denominados CVC, dispositivos de acceso venoso central o líneas centrales). Esto quiere decir que la punta del catéter llega a la aurícula del corazón. Los catéteres venosos centrales son los habituales en hematología.

Hay mucha disputa sobre el material del catéter (silicona o poliuretano) pero hoy por hoy el poliuretano parece ser el material más fidedigno y que va mejor”.

¿Por qué se necesita un catéter?

Según el manual de la American Cancer Society, “La mayoría de los medicamentos de quimioterapia (quimio) se administran directamente en la sangre. Colocar agujas y catéteres repetidamente en las pequeñas venas de los brazos o las manos puede causar deterioro y cicatrices en las venas. Esto dificulta colocar la vía intravenosa, haciendo que se puedan requerir muchos intentos hasta lograrlo.

Algunas razones por las que podría un paciente podría necesitar un CVC son:

– Para recibir más de un medicamento a la vez

– Para recibir una infusión continua de quimioterapia (durante 24 horas o más)

– Para recibir nutrientes

– Para recibir tratamientos frecuentes

– Para recibir tratamientos en casa

– Para recibir tratamiento a largo plazo (por varios meses o incluso más tiempo)

– Para recibir medicamentos que pueden ocasionar daños graves a la piel y al tejido muscular en caso de que hubiera alguna salida por fuera de la vena (estos medicamentos se conocen como vesicantes). Cuando se reciben a través de un CVC en lugar de una vía intravenosa de corto plazo se reduce el riesgo de que el medicamento se salga de la vena y lesione los tejidos.

Muchas personas consultan con el equipo de atención médica contra el cáncer sobre las opciones de catéteres venosos centrales (CVC) antes de comenzar el tratamiento. Algunas personas descubren durante el tratamiento que necesitan un CVC porque las venas de sus manos y de sus brazos no van a poder usarse para completar el tratamiento de quimioterapia planeado.

El tipo de CVC que requiera dependerá de:

– Por cuánto tiempo el paciente estará recibiendo el tratamiento

– Cuánto tiempo toma la infusión de cada dosis de la quimioterapia

– Cuántos medicamentos requieren ser administrados a la vez

– Las preferencias de su médico

– Los cuidados necesarios para la atención del CVC

– El coste del catéter

– Otras afecciones médicas que pueda tener, por ejemplo, problemas de coágulos o linfedema (hinchazón)”.

En hematología, se acostumbran a poner catéteres de larga duración. Tradicionalmente se han usado de dos tipos: los tunelizados y los no tunelizados.

CATÉTER VENOSO CENTRAL TUNELIZADO CLÁSICO

Catéter Hickman. Recurso de la American Cancer Society

Son los catéteres como el de Hickman®, Broviac, Groshong® o Quinton®. Un catéter tunelizado significa que haces entrar el catéter por la vena yugular o la arteria subclavia y, después de salir de la vena, hace un trayecto subcutáneo. El catéter queda fijado debajo de la piel. Se coloca mediante una pequeña intervención.

Los catéteres de Hickman son muy buenos, son los clásicos, los tradicionales. Pueden tener dos o 3 “luces” (diferentes entradas para poner fármacos o elementos distintos). A más luces, mayor riesgo de complicaciones infecciosas. En algunos centros se prefiere trabajar con dos luces y múltiples conexiones en Y a través de las cuales se administran todos los productos.

Este tipo de catéteres son un poco complicados de poner porque requieren de una mini-intervención, pero son muy fijos y se infectan poco. Pero tienen el inconveniente que, si se infectan, no es fácil sacarlos. Este tipo de catéter es el que se usa en la mayoría de servicios de hematología.

Si el/la hematólog@ ya diagnostica a un/a paciente con, por ejemplo, un tipo de leucemia de mal pronóstico que necesitará seguramente un trasplante de médula ósea habitualmente pondrá un tipo de catéter como el Hickman® de entrada ya que se presupone que el/la paciente lo tendrá puesto durante mucho tiempo y así se evitará pincharle a menudo.

CATÉTER VENOSO CENTRAL NO TUNELIZADO POR PUNCIÓN YUGULAR

Este tipo de catéter venoso central también se usa a menudo. Está pinchados directamente en la subclavia o la yugular interna, normalmente en la yugular. Es muy fácil de poner, se pone directamente en la cama del paciente, a veces con la ayuda de una ecografía para saber seguro donde pinchas. No hay intervención, no hay túnel, pero también hay una buena fijación y una gasa transparente a través de la cual el médico o las enfermeras pueden ver la punta del catéter y, por lo tanto, si está infectado o no. No hay tendencia a hacerlo, pero, si fuese necesario, se este tipo de catéteres se pueden cambiar muy fácilmente. Habitualmente se llaman catéteres yugulares.

RESERVORIOS

Existen otros catéteres, los reservorios (porth a cath® o Infusaport®) que no se consideran tanto para los trasplantes de médula ósea. Son semejantes a los catéteres Hickman pero no salen fuera de la piel. El final del catéter es un reservorio (o dos) que están debajo de la piel. Es lo que muchos pacientes llaman “la medalla” o “el puerto”. Este tipo de sondas están indicadas para personas que necesitarán muchos tratamientos. Al estar “dentro” del organismo, se evita que el catéter vaya colgando, que se infecte… Lo que hace el hematólogo o enfermer@ es pinchar la piel cada vez que quiere suministrar sangre, plaquetas, un tratamiento, etc… Ést@ pincha la válvula de plástico y entra en el reservorio (de plástico o de titanio con una membrana de silicona) que está directamente conectado con la aurícula del corazón.

Estos catéteres funcionan muy bien, pero no son muy prácticos ya que requieren de una intervención quirúrgica para ponerlos y sacarlos y de unas agujas curvadas especiales (denominadas Huber). En general, se usan a menudo para personas que se tienen que “manejar” relativamente poco. Personas que una vez cada cierto tiempo van a hacer tratamiento y una analítica, por ejemplo. Pero para un trasplante de médula ósea no son prácticos ya que no están diseñados para perfusiones continuas. Suelen tener una sola “luz” (o entrada), tienen un flujo limitado, no son prácticos para efectuar extracciones de sangre y comportan mayor riesgo de oclusiones y extravasaciones. Por el contrario, pueden ser muy útiles en el post-trasplante.

Reservorio. Recurso de la American Cancer Society.

En muchas unidades de trasplante de médula ósea en los servicios de hematología, cuando viene una persona a trasplante con un porth a cath®, no lo tocamos, lo sellamos y ponemos otro tipo de catéter yugular para el trasplante que durará unos 3 o 4 meses. Y cuando se va de alta, dejamos el reservorio para el tratamiento ambulatorio. A pesar de estos inconvenientes, en niños sí que acostumbra a ser el catéter de elección para que no se lo toquen o estiren. Si el aparato es introducido en un niño habrá que retirarlo o reemplazarlo conforme va creciendo el niño ya que puede quedar corto y podría moverse de la parte inferior a la parte superior de la vena cava.

Los catéteres venosos centrales normalmente se aguantan hasta que el equipo hematológico está “seguro” que no habrá más problemas. Los porth a cath® y Hickman® se pueden dejar hasta más de un año puestos.

CATÉTER VENOSO CENTRAL DE DURACIÓN MEDIA POR VENA ANTECUBITAL (PICC)

Catéter PICC. Recurso de la American Cancer Society.

Más recientemente ha aparecido otro tipo de catéter nuevo que se llama PICC. Es también un catéter central que llega a la subclavia, pero se pone por las venas del brazo. Es más seguro e, incluso, hay algunos que llevan reservorios. El problema es que no son para tratamientos tan prolongados en el tiempo (normalmente 3-4 meses hasta un año) como los otros porque, al estar colocados en las venas del brazo, pueden desencadenar en más problemas de feblitis (inflamación de la pared de una vena), etc. Pero tienen una ventaja: se pueden colocar directamente a pie de cama sin sedación. Hay mucha tendencia a usarlos porque son muy prácticos y fáciles de manejar. Algunas de las marcas comerciales de catéteres PICC son Per-Q-Cath® o Groshong PICC®

Algunas consideraciones

● Sin lugar a duda, no hay recomendaciones sobre qué catéter usar dependiendo de la enfermedad del/la paciente. La elección queda a cargo del hospital y del equipo médico”.

● Mientras dure el tratamiento, el paciente no debe tocar ni intentar limpiar el catéter bajo ningún concepto. Debe ser SIEMPRE un miembro del equipo de enfermería quien realice estas curas.

● Las principales complicaciones de la colocación un uso de un catéter son las infecciones. Una infección bacteriana grave puede comprometer al paciente. Se requeriría retirar el aparato mediante una cirugía.

Es importante tener en cuenta también la posibilidad de trombosis. La formación de un coágulo de sangre en el catéter puede bloquear el dispositivo de forma irreversible. Para prevenir estos coágulos es necesaria la aplicación de suero salino o heparina, bajo supervisión médica o profesional de enfermería, al menos una vez cada cuatro semanas.

Enlace de interés:

Manual de Catéteres Venosos Centrales de la American Cancer Society

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