Florencio
Florencio es de Tenerife y donó en el año 2003 su médula ósea para intentar salvar a un paciente con leucemia. Así explica su experiencia:
"Donar siempre es positivo porque te das cuenta de lo mucho que se puede ayudar sin excesivo esfuerzo. El verdadero valor de la donación supone la esperanza de saber que la persona que la recibe pueda recuperarse o mejorar su estado de salud y superar la "dichosa leucemia".
Personalmente me hubiese gustado saber si a la persona que doné la médula verdaderamente le sirvió o no. Tras la donación me sentí muy orgulloso y contento por hacer algo que merece realmente la pena. Como experiencia en la vida no se puede olvidar. Después de superar los típicos miedos y ansiedades, pensamientos de coraje bastaron para enfrentarse a lo que parecía peligroso. La familia da muestras de cierta angustia. Al acabar, las sonrisas y el agradecimiento de toda la gente son maravillosas. Tenemos que animar a abrir más corazones solidarios para las personas que necesitan trasplantes de médula".