Francesc

El día 1 de julio de 2011, Francesc, de 4 años, ingresó en la planta de oncología infantil del Hospital Vall d'Hebron de Barcelona con el probable diagnóstico de un linfoma. Los médicos, una vez en urgencias, habían tenido suficiente con unos análisis y una ecografía abdominal para ver que los riñones habían aumentado de volumen y presentaban nódulos, como también el páncreas y otros órganos de la cavidad abdominal, y que los análisis daban unos resultados muy alterados. Durante las tres semanas anteriores no se encontraba bien, estaba muy cansado, casi no comía y lloraba cada noche por dolor de barriga.

Francesc, el primer día de quimioterapia

Francesc, el primer día de quimioterapia (7-7-2011)

Una vez ingresado, en menos de una semana, Francesc había realizado muchas pruebas médicas (resonancia, biopsia renal, PET-TAC, etc.) y los médico ya podían poner nombre y apellidos a su enfermedad: tenía una Linfoma de Burkitt (no Hodgkin) de grado tres (extendido por la cavidad abdominal, los pulmones y la faringe), un cáncer del sistema linfático muy agresivo pero que respondía bien a la quimioterapia, según lo que nos dijeron los médicos entonces. La incertidumbre inicial daba lugar al corage para afrontar un tratamiento duro, corto pero eficaz.

Siguiendo el consejo de la psicóloga de la planta, cogimos una hoja en blanco y un bolígrafo y le explicamos que su cuerpo sería el escenario de una gran batalla entre los "bichos buenos" y los "bichos malos". Una batalla que llevaría al exterminio de los malos, pero que también dejaría muchas bajas en el ejército de los buenos.

Pasamos un verano diferente en el hospital, con unos protocolos quimioterápicos muy fuertes pero también muy eficaces a la hora de eliminar los "bichos malos". Fue seguido también por una doctora homeópata y un nutricionista que le pautó una dieta sin gluten ni lactosa, con mucha fruta, legumbres y cereales, de manera que Francesc empezó a comer de forma muy sana, no vomitó con la quimio y siempre se recuperó muy bien inmulógicamente.

Francesc, el mayor de tres hermanos, nos tenía ahí sólo para él, contándole historias y jugando juntos, dibujando mucho... ¡el amor también cura! Venían los magos, los payasos, los cuentacuentos, voluntarios con la guitarra... qué momentos más divertidos pasamos ahí, entre cuatro paredes, ¡en unos momentos en los que te juegas la vida de verdad! Qué labor tan fantástica hacen todos esos profesionales, ¡arrancando sonrisas entre el dolor! Palabras como cáncer no tienen, para los niños, las connotaciones negativas a las que las asociamos los adultos. Ellos viven radicalmente el presente, de manera que sólo nos hace falta disfrutar con Francesc de aquellos ratos privilegiados sin prisas.

Francesc, ex-paciente de Linfoma no Hodgkin, en el hospital

Francesc, con un mago del hospital (11-8-2011)

El día 20 de septiembre, con la habitación debidamente decorada con globos, fotos, guirnaldas, carteles y dibujos, Francesc celebró su 5º aniversario. Vinieron los hermanitos, los abuelos y también las maestras del colegio, quienes le trajeron una gran cartulina con todos los amigos de su clase pintados para desearle felicidades. Al día siguiente acabaría por fin los tratamientos que le habían provocado pasar todo el verano en el hospital. Ahora le tocaría recuperarse en casa para volver después a la escuela y a la vida normal.

Francesc, ex-paciente de LNH, el día de su quinto aniversario

Francesc, el día de su 5º aniversario (20-9-2011)

Francesc volvió a casa, muy contento. Pero pasados cuarenta días empezó a vomitar, a encontrarse mal, a dormir todo el día... Lo llevamos a urgencias pero, como no mejoraba, volvió a ingresar en la planta de oncología infantil. Pasados un par de días empezó a ver dos imágenes diferentes en cada ojo, y con este grito de alerta los médicos iniciaron de nuevo las pruebas médicas hasta que se confirmó lo peor: se trataba de una recaída precoz del linfoma, esta vez en el líquido cefalorraquídio (el sistema nervioso central). El pronóstico no era el mismo, nos dijeron los médicos, y además de la quimio, los corticoides y un tratamiento con anticuerpos monoclonales, nos dijeron que se tendría que hacer un trasplante de médula.

A la mañana siguiente los padres y los hermanitos de Francesc fuimos al hospital para que nos sacasen sangre para ver si alguno de nosotros tenía una médula compatible con la suya. Quince días más tarde los médicos nos dieron la fantástica noticia de que la médula de Miquel, su hermano pequeño que entonces tenía 13 meses, era compatible con la de Francesc. ¡Fue una alegría tan grande aquel día!

Francesc, ex-paciente de LNH, con su hermano Miguel

Francesc con su hermano Miquel, unos días antes del trasplante de médula (12-1-2012)

El 26 de enero de 2012, Miquel fue a quirófano para que le extrajesen 300ml de su médula y el 27 se la infundieron a Francesc, que llevaba una semana en una cámara de aislamiento recibiendo qimioterapia y radioterapia en dosis altísimas. Ahora que estaba limpia de toda enfermedad, le introdujeron las células madre de Miquel que, en una semana, encontraron su lugar y comenzaron a trabajar. A los quince días volvimos a casa con mucha medicación pero con una aceptación muy buena de la nueva médula.

Francesc dibujando en la cámara de aislamiento

Francesc dibujando en la cámara de aislamiento núm. 5 del hospital Vall d'Hebron

Su escuela, cuando él estuvo ingresado en cámara, organizó una jornada de donación de sangre con una respuesta excelente por parte de los padres y el personal docente, y montó también una recogida de películas entre los alumnos para que él estuviese entretenido en cámaras, donde no podía traer los libros que tanto le gustaban. Los 27 días que estuvo aislado le pasaron volando, en parte, gracias a los ratos de cine que veíamos juntos. De cada película él hacía un dibujo y, al final, hizo un cuaderno enorme con las películas que le dejaban sus amigos. Se sentía activo, protagonista, querido.

Francesc, ex-paciente de LNH, el día de su sexto aniversario

Francesc el día de su 6º aniversario (20-9-2012)

Todas las pruebas, desde entonces, han salido siempre bien y Francesc sólo ha tenido que ingresar un par de veces por episodios de fiebre que no han traido más complicaciones. Ahora, que ya ha pasado un año, se encuentra cada vez más fuerte y contento. En primavera, si todo sigue bien, volverá a la escuela. Habrá estado casi dos años sin ir, ¡pero ha aprendido tanto en este tiempo! Pasa los días dibujando, imaginando historias, jugando con los hermanos, aprendiendo a leer y escribir (tiene una maestra cada día en casa)...

Francesc con sus hermanos

Francesc con sus hermanos Anna y Miquel, a inicios de 2013

Hemos visto mucho sufrimiento en el hospital. Y mucha vida también. ¡Estamos muy agradecidos! ¡Hemos sentido el paso del tiempo, hemos aprendido a disfrutar de las cosas pequeñas, hemos aprendido a valorar la vida!

Francesc, ex-paciente de linfoma, actualmente

Francesc en una foto reciente (3-1-2013)

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