Guillermo
Me llamo Guillermo Llamazares y mi historia comienza en la Semana Santa del 2012. Yo me encontraba finalizando los estudios de mi 1º carrera (Licenciado en Farmacia) y en mi penúltimo año de mi 2º carrera (Diplomado en Nutrición). En esas fechas me encontraba en mi ciudad natal, León, disfrutando de la Semana Santa. A su vez, por aquellas fechas antes de irnos de vacaciones en Semana Santa, estaba realizando en mi Universidad (San Pablo Ceu Madrid) las prácticas de una asignatura denominada bioquímica clínica con mi profesor, Juanjo, al que le estaré agradecido de por vida. Un día de esas prácticas, nos encontrábamos el grupo tomando un café en el comedor de la universidad, hablando de temas relacionados con el cáncer. Nos comentó nuestro profesor, que un indicio en este sentido (ojo, no quiere decir que sea siempre así) era el siguiente:
- Si ibas al baño y las heces eran muy muy muy negras: era un indicio de que teníamos un problema desde hace mucho tiempo.
- Si al ir al baño sangrábamos muchísimo (que no quiere decir que duela; incluso ni te das cuenta) y en la sangre había como destellos de cuando a un diamante le da la luz (que son seguramente la degradación de proteínas), era un indicio de que teníamos un problema reciente.
Pues un día de esa Semana Santa Leonesa, al ir al baño de mi habitación, me sucedió este segundo punto. No me dolió, no sentí nada, pero al pasar el papel higiénico, me di cuenta que estaba lleno de sangre con esos destellos. Entenderéis que se me vino de golpe, esa conversación con mis compañeros y mi profesor de prácticas.
No le conté nada a nadie, y como mi padre tenía que hacerse una analítica (y yo hacía tiempo que no me la hacía), le acompañe y me la hice también. Al recibir los resultados (yo sé interpretarlos lógicamente), vi que tenía unos linfocitos del 72%. Eso es muchísimo; aunque puede ser por haber tenido un proceso gripal, etc. Pero yo sabía que no era por eso, porque no había tenido nada de ello recientemente. Con lo cual, hablando con un médico, decidí repetir a la semana o dos semanas la analítica. Resultado: linfocitos del 85%. Aquí ya me derivaron a un hematólogo. Para ir más rápido, como soy socio de Adeslas, me fui al hematólogo del Hospital de Regla (en León). Muy majo, me hizo un montón de pruebas, y en mayo, me llamó todo asustado el pobre (pero le daré las gracias siempre) y me comentó lo que sucedía.
Yo, a todo esto, tenía cero síntomas. Me quedé en shock, sin reaccionar, y en mi cabeza sólo pensé que se trataba de una broma y que me quedaba mucho por vivir y hacer. ¿Cómo se lo conté a mi familia? Pues dependiendo de la persona. A mi mejor amiga que es como mi hermana (Susi), en frío. Pero ella que tiene mucha fuerza como buena leonesa y no bajó la guardia y ahí estuvo. Me preocupaba más mi madre, debido a que su madre falleció, sin conocerla, por un cáncer de estómago (en estos meses y con mi misma edad, 24 años). Mi padre es más bruto y no se da cuenta (entre comillas) de lo grave que es esto, con lo cual no me preocupaba tanto. Es verdad que a los dos siempre les doy malas noticias, cuando van sin mí a Asturias a descansar o pasar unos días. Pobres.
Mi hermana es un caso aparte: hipocondriaca es decir poco, o sea que imaginaros esta noticia. Al mediodía, comiendo en casa, recién llegada del despacho de abogados, con una sonrisa en la cara, se lo dije. Ella se puso fatal y yo me fui porque no quería dramas pese a lo importante de la noticia. Y a los demás, pues como que qué frío hace hoy ¿no?
El día 9 de mayo ingresé en lo que sería mi segunda casa: La gran Fundación Jiménez Díaz. No tengo palabras para dar las gracias y describir la gente tan maravillosa que me he encontrado en este centro, desde los hematólogos, hasta las enfermeras, planta 6, hospital de día, limpieza, etc. Estrené habitación en un ala nueva para gente como yo. Esa habitación (la 03643 en la planta sexta), tenía algo especial. No me preguntéis el que, pero yo dije, persona que entre aquí, persona que sale adelante.
Y comenzó el proceso. Yo estaba muy positivo, sin ser consciente entre comillas de lo que me sucedía. Esto me vino muy bien para afrontar la situación. Yo por mi edad (24 en aquella época) era paciente de riesgo medio, y con un 50% de posibilidades (como todos), porque no me habían hecho estudios ni nada. Me hicieron estudios genéticos para saber si había resistencias o complicaciones en el tratamiento. Gracias a Dios ni Cromosoma Philadelfia ni nada. Ojo, que hay muchísima gente que sale aún teniendo estas cosas. Las posibilidades aumentaban ya al 75%. La quimioterapia la conozco muy bien en la teoría, ahora la práctica acojona, hasta que la conoces, y dices: bueno no es para tanto, entre comillas (ya que parece que iban a venir perros sarnosos a morderme). Mis queridas Menchu y Gloria me pusieron un catéter en el brazo para la quimio. Rompí las estadísticas: Me duró 1 año y tres meses sin molestias.
La primera vez, vino mi amada Gema a ponerme lo que yo denomino mi querida regaliz roja. La verdad no me sentó muy mal. Sólo dolores soportables en la zona abdominal. Yo seguía superpositivo porque no tenía síntomas, y aunque los médicos me dijeron que la enfermedad no era reciente ni tampoco tardía, yo en mi pensamiento dije, llegamos a tiempo. Moraleja: cuanto antes id al Hospital y haceros analíticas 2 veces al año.
Gema y Gloria me decían: relájate que estás muy eufórico y luego la bajada va a ser peor, te saldrán llagas etc. y yo como buen cazurrín, me lo pasé por el forro. Por cierto un día casi me sale una llaga y le dije: o te metes para dentro o te meto, y al día siguiente ya no estaba. Sólo me faltaba que me fastidiasen uno de los mayores placeres de la vida: el comer. Mi hermana y mi madre me colaban comida, porque comía por 3, con la consiguiente bronca de Gema y Gloria. Que sepáis que engordamos 20 kg de medía, pero al final se van, así que tranquilos. Más adelante cambian, al menos a mí, algunos sabores. Por ejemplo el pan me sabía a plástico y la Coca-Cola a metal. Dormía 2 horas, que en realidad en mi cabeza era como si hubiera dormido 8. Estas dos últimas cosas son consecuencia de los corticoides. Eso sí, los sabores por la quimio.
Decidí que iba a seguir estudiando y sacando mis carreras. Ayudé a mis amigos con trabajos, estudié (cuando podía), cuando no: descansaba. Vamos, en definitiva vivía, que era lo que más quería. Durante mi encierro nunca se me olvidarán las ventanas de mi habitación. Estaban cerradas por si alguien se deprimía e intentaba alguna tontería (aunque en mi caso, haciendo un día el chorras, comprobé que estaban abiertas). Yo miraba y sólo pensaba: jo, la cantidad de paseos que me quedan por dar, las ganas de coger mil veces el coche y conducir, la cantidad de películas que me quedan por ver…. No. Esto no es el fin, al menos no para mí. No tienes ni puta idea en el cuerpo de quién te has metido, y prepárate porque vas a recibir ostias hasta el día del juicio final. Te arrepentirás de haberte introducido aquí. Y así ha sido de momento.
Luego, por otro lado, como alguna de mis ventanas daba al Clínico, jugaba con mi hermana a ver quién adivinaba lo que tenía la persona que bajaba de la ambulancia. Lo que hacía el aburrimiento, aunque tenía tv, internet etc. Esa habitación como os he dicho es especial para mí. Lógicamente me guardo secretos de lo que pasó en ella, que no tienen que ver con la enfermedad, pero que algunos sabéis. Bueno, una cosa mala sí que destaco: que el año pasado, el número de mi habitación fue el 5º premio de Navidad. Bueno siguiendo con mi historia: conseguí acabar Farmacia, y aprobar los exámenes de 3 asignaturas que tenía pendiente en junio. Pero lo más importante para mí, es que el 9 de junio pude asistir a mi graduación, ya que hasta entonces, estuve aislado como en Gran Hermano, en el ala que os he comentado anteriormente.
Luego empezó el Hospital de Día. Acojona también, porque no sabes lo que hay dentro, pero lo que había era una gente y una habitación maravillosa para no sentirte un enfermo, estar relajado, y evadirte en la medida de lo posible de tu gravedad. No tuve la verdad molestias en la quimio y el Polaramine me encantó, porque me metía unas siestas enormes.
Luego, en julio y en agosto, comencé las quimios de 24h. La mayor putada de mi vida hasta hoy. Lo siento no os puedo decir otra cosa. Fueron 5 y las 2 primeras fueron soportables. Las 3 últimas fatal. No vomité más bilis porque no podía más. Aumenté muchísimo mi agresividad, mi mala ostia. Esto suele pasar en pacientes con cáncer, y sobre todo por la medicación. En septiembre comencé ciclos en el Hospital de Día, y fui a por mi último año de mi segunda carrera: Nutrición. Fue un curso que a nivel personal, me sentí muy orgulloso de mi mismo, porque fui a por todas: estudiaba incluso en el hospital de día, en casa descansaba cuando no podía más. Conseguí muy buenas notas, ninguna de ellas menos de un sobresaliente, y conocí a una profesora y amiga estupenda: Esther Carrera. Es la típica mala de película pero que en realidad tiene un corazón enorme. Y yo que soy de los que cuanto más les aprietas y les motivas más sacas de él, pues es como si nos juntamos el hambre y las ganas de comer. Llegué incluso a repetir exámenes para subir la nota, y a lo mejor os preguntaréis ¿por qué? Pues porque estaba muy vivo, con una familia estupenda, y disfrutando de las cosas de la vida, incluido un examen, que después de lo que estaba pasando, con perdón, me la soplaba, y me lo iba a comer con patatas. Y así fue.
En Agosto de 2013 acabé los ciclos, y empecé mi año de tratamiento de pastillas: Metrotexato (16 una vez por semana) y Mercaptopurina (2 por cada día, salvo cuando bajaba un poco las defensas, que suspendía el tratamiento una o dos semanas). Todo ha ido estupendamente, y el 29 de julio de 2014 concluí mi tratamiento. A partir de ahora revisiones y que todo vaya genial.
Para mi el número 9 tiene algo especial. Casi todas las buenas noticias incluido mi nacimiento acaban en 9: Signo del genio artístico, sentido humanitario, tendencia al romance y a lo emotivamente sentimental. Animadamente amistosos y simpáticos, desinteresados, interesados en hacer de buena gana y bien su trabajo. Talento artístico y para la escritura. El número de la persistencia, generosidad y capacidad de empuje. Tiene tendencia a perdonar los fallos de los demás. Capaces para iniciar algunos proyectos y trabajar con persistencia hasta su culminación. Mejor definición imposible. Desgraciadamente hace 9 días perdí a un amigo del colegio. Cada uno hacíamos nuestra vida, y la enfermedad hizo que habláramos más, aunque nunca le dije lo mío, no sé porque realmente. A mi modo de ver, no es justo. Me dolió mucho, porque además de ser un amigo de la infancia, ambos teníamos una enfermedad parecida, él era el 17 y yo el 18 en la clase, etc. Cuando pasó esto, me enteré por una gran amiga de la infancia (Patricia Piedra), estando en el trabajo, y me vine abajo. Le conté mi historia, y Patri, mil gracias, no esperaba menos de ti. En ese momento me acordé de un anuncio de la Fundación, en él dice que perdemos a 1 de cada dos pacientes adultos. Comprenderéis que me sentí mal, que me acordé de él, y que por qué cojones no podía ser 0 pérdidas de 2. Quiero acordarme también de Concha García Campoy y de Luis Aragonés, cuyas muertes me impactaron mucho.
Pues esta batalla, de momento ganada, se la dedico a todo el mundo, porque si algo he aprendido, es que aunque no nos conozcamos, todos somos uno. Pero en especial, quiero dedicársela a mi amigo fallecido Álvaro Labanda, y a mi abuela materna; en especial a esta última, porque siempre he sentido que ella se fue para yo poder quedarme. Así que mil gracias. A nivel personal, también quiero agradecérselo a mi abuelo paterno, a Jesús, a Santa Rita y San Martín de Porres.
Por otro lado, aunque no he necesitado vuestra ayuda, quiero agradecer a Josep Carreras y su Fundación la labor que hacéis. Soy socio de ella y de la AECC, a través de la empresa de mi padre (Pastelería Dulcinea), y me alegro no sabéis cuanto. No me quiero olvidar también de una persona a la que admiro profundamente: Sandra Ibarra. Gracias por todo lo que has dicho, lo que has hecho, lo que dices y lo que sigues haciendo.
Muchas veces la gente se sorprende de que yo saque siempre una sonrisa de esta experiencia, pero es así. Perdonadme, pero si me dieran la oportunidad de no pasar por esto o pasarlo, yo cogería la segunda opción, siempre y cuando supiera que viviría. Porque no quiero perder a toda la gente que he conocido, estén o no, todo lo que me ha cambiado mi vida a mejor, y todo lo que he aprendido. Además amo mi ex-quimio, mis ex-pastillas… porque gracias sobre todo a ellas, sigo vivo.
Si regresa mi LLA, haré como Sandra Ibarra y como os dije anteriormente: darla de ostias hasta en el carnet de identidad. Si algo tengo claro en esta vida, es que se podrá llevar mi cuerpo, pero no mi alma. Por lo tanto jamás logrará vencerme. El ver cada día a gente que sale adelante, me hace que jamás elimine la sonrisa de mi cara.
Yo sólo os voy a pedir dos cosas y la tercera os la regalo:
- Como diría mi monitor Jorge: vuestra mayor sonrisa siempre. Es gratis y no cuesta.
- ¡Lucha y Vive! No hay peor cosa que estar muerto en vida, así que por favor no lo hagas.
Si me haces esos dos favores, te regalo la tercera, aunque ya la habrás conseguido, ¡que es ser feliz!
Yo lo hice siempre, pero nunca me olvidaré de cuando volví a subirme a una cinta de correr, y pude simplemente eso, correr. Fui la persona más feliz del mundo, me sentí vivo, y desde ese día no vivo sin el deporte. Bueno sin el deporte y sin mis compañeros del military, spinnig, etc. como Ana Vera, Luis, Ángel, Cecilia, Jorge, Isa… (que si no me matan, aunque no me da para meteros a todos, os llevo presente, y mil gracias por vuestras risas y detalles de cada día).
Podéis contar conmigo para lo que necesitéis. Todos en algún momento, con testimonios, sonrisas etc. ya nos hemos ayudado.
Y recordad que algo bueno de esto, es que después quedamos muy bien físicamente. Si no me creéis, mirar a Sandra Ibarra, Josep Carreras o cualquier ex-paciente. Algo bueno en ese sentido teníamos que tener ¿no? Yo no me puedo quejar.
Chic@s me despido que ya es hora. Sólo deciros que:
¡TODOS PARA UNO Y UNO PARA TODOS!