Lara

¡Hola! Me llamo Lara, tengo 32 años y ya casi ha pasado un año desde mi primer ingreso. A finales de mayo de 2017 empezaron a salirme moratones muy grandes en las piernas y pensé que me habría dado algún golpe sin darme cuenta, pero después empecé a sangrar por las encías y ya empecé a preocuparme más. 

El 2 de junio de 2017 fuimos a urgencias y fue cuando me ingresaron por primera vez. Tenía anemia, muy pocas plaquetas y estaba casi sin defensas. Dada mi delicada situación, me ingresaron en régimen de aislamiento, lo que conllevaba que sólo podía haber una persona conmigo en la habitación y tenía que estar con mascarilla.

Estaba en un momento de mi vida muy feliz y, quizás, lo más duro para mí fue el “encierro”. Que te metan en una habitación, te digan que tu vida corre peligro y que los 15 días siguientes pueden ser muy complicados por los posibles sangrados internos es muy duro. Pero no quedaba otra que seguir para adelante y luchar para poder salir de allí.

Me pusieron una vía y enseguida empecé con la quimio y unas pastillas que se llaman ATRA. Ellas son las “culpables” que mi leucemia tenga un 80% de posibilidades de curación.

Pasé 43 días encerrada con mareos, dolores de cabeza fuertes, mucositis que me quitaban hasta las ganas de hablar, hemorroides, algún vómito y, por supuesto, la caída de mi pelo, ese pelo que estaba dejando crecer para la boda de mi mejor amiga...

Pero también logré superarlo, y a los pocos días dejé de preocuparme por estar calva. El día 43 me dieron el alta, después me hicieron una punción, o aspirado de médula, y parecía que todo iba bien. Así que pasé a la fase de consolidación que eran tres ingresos más para recibir quimio. Digamos que mi médula se recuperaba y volvían a darle otro golpe para asegurarse que no quedara ni una célula cancerígena.

Llegó diciembre y me quitaron la segunda vía que me habían puesto, y ahí es cuando me sentí libre y más sana que nunca. Me hicieron otro aspirado y también salió limpio.

En enero de este año he empezado una nueva fase, la de mantenimiento, que consiste en pincharme quimioterapia una vez por semana durante dos años, además de tomar una pastilla diaria, también de quimio. Es una fase muy larga y también dura, porque siguen metiendo veneno a mi cuerpo y eso conlleva estar baja de defensas, plaquetas y de hemoglobina así que me quedan dos años para volver a la normalidad absoluta, pero eso no quita que esté saboreando cada minuto de esta segunda oportunidad que me ha dado la VIDA.

Página web actualizada 24/05/2018 11:00:26