Lilian
Ésta es mi historia, una historia de sorpresas, de amor, de lucha. Una historia de vida.
"Nunca olvidaré aquel verano del 2010. Recuerdo que el último día de trabajo, antes de las vacaciones, me fui a hacer una analítica por unos hematomas que me habían salido en las piernas. No le di mucha importancia. Estaba cansada, no tenía mucho apetito (¡eso sí que es raro en mí!), pero pensé que era el estrés del trabajo.
Chris, mi novio, y yo habíamos organizado unas vacaciones muy completas. Primero visita a la casa de campo que se habían alquilado mis padres en Cantabria y después ruta completa por Croacia los dos solos. Fue en Cantabria donde los hematomas se fueron agravando y me empecé a asustar.
Gracias a la tecnología pudimos consultar los resultados de la analítica por internet y sonó lo alarma. Tenía los valores bajo mínimo, apenas tenía plaquetas y estaba anémica. Nos fuimos todos corriendo a urgencias. Era de noche y no había hematólogos de guardia disponibles, así que me tuve que quedar la noche allí. Ya entonces tenía el presentimiento que no iba a salir del hospital en un tiempo.
Al día siguiente me hicieron una punción medular. La espera a los resultados fue eterna pero al fin llegó. La hematóloga nos dijo que tenía una mala y otra buena noticia. Fue tan inteligente que me preguntó a mí qué es lo que pensaba que tenía. Yo le dije que leucemia y ella me confirmó. Por un momento se nos paró el corazón. Pero ella continúo y nos dijo que la buena noticia era que era una de las leucemias más buenas y que la habíamos detectado a tiempo. El diagnóstico completo fue una leucemia promielocítica aguda de riesgo intermedio.
Curiosamente lo primero en lo que pensé fue en las vacaciones, el trabajo y mi pelo. Qué absurdo, ¿verdad? Esto es una prueba de que no podemos asimilar este tipo de información tan rápidamente.
Esa misma mañana me trasladaron al Hospital de Valdecillas, en Santander, donde comencé con el tratamiento de quimioterapia. Mi madre sacó su lado más práctico y ayudó a la familia a hacer frente a la enfermedad. Mi padre tardó más en asimilarla. Estábamos en urgencias y queríamos llamar a mi hermana, que es mi persona preferida en esta vida, y que por aquel entonces vivía en Bruselas. Le pregunté a mi padre si ya sabía cómo se lo iba a decir (él es psicólogo también, como yo). Me afirmó con la cabeza, marcó el número y lo único que alcanzó a decir fue: "Tu hermana no está bien..." y quedó mudo. 24 horas más tarde, Luci estaba en Santander y se hizo cargo de mí durante el tratamiento completo.
Tras el tratamiento de inducción consiguieron trasladarme al Hospital Clínic de Barcelona, donde me quedé hasta recuperar los valores mínimos para continuar con el tratamiento de quimioterapia, pero ya ambulante.
Fue durante ese largo mes, en donde muchas cosas perdieron el sentido en mi vida (como el trabajo) y se hizo evidente la fuerza que tiene tener una buena red de apoyo. Todos mis seres queridos se volcaron en mí: la familia, los compañeros del trabajo, amigos que jamás pensarías que demostrarían tanto cariño, amigos de amigos, fue espectacular. Fuimos valientes y lo afrontamos todo con mucho humor.
Chris, mi amor, en el peor momento de mi vida, sin pelo, sin energía, me pidió matrimonio y aguantó toda la apatía y los efectos secundarios de la quimioterapia.
Estoy agradecida a la investigación médica, porque no tuvieron que hacerme ningún trasplante y fui muy bien cuidada por el equipo de hematología, especialmente por las enfermeras.
El 23 de diciembre de 2012 fue mi último día de tratamiento. Después de dos años y medio comienzo una nueva etapa. La leucemia me ha enseñado mucho y ha habido cambios en mi vida. Cambios para cuidarme, vivir en un ambiente más sano, cerca de mi familia, con mi ya marido y trabajando en lo que realmente me apasiona.
Os envío a todos los que estáis pasando por una leucemia una buena dosis de humor y a vuestros cuidadores mis energías, porque sois personas fundamentales en la curación."
Lilian