Pilar Giménez Gascón
Hija de militar, Pilar Giménez nació en Tetuán, pero al cabo de poco tiempo la familia se trasladó a Ceuta.
Era la pequeña de dos hemanos varones y el ojito derecho de su padre, comandante de ingenieros, que solía llevarla con él a montar a caballo a la academia militar. Fue allí en donde conoció a su primer marido, también militar de carrera, con quien contrajo matrimonio a los 18 años.
Tras estudiar magisterio, ejerció en la escuela nacional de Ceuta y, más tarde en la de las Palmas de Gran Canaria, al ser destinado allí su marido que había ascendido a coronel. De su paso por esta ciudad guardaba ella un grato recuerdo, había dejado allí muchos amigos y solía regresar todos los veranos.
Divorciada de su primer marido y casada en segundas nupcias con un inspector de policía del que también se separó, Pilar se afincó finalmente en Algeciras para estar cerca de sus padres, y allí continuó trabajando de maestra en varios colegios hasta que, por motivos de enfermedad, se vio obligada a pedir la jubilación anticipada.
De carácter fuerte y autoritario, extrovertida, detallista y risueña, Pilar fue hasta el final, 62 años, una mujer muy guapa, rubia, de espectaculares ojos verdes y buena planta. Las tareas domésticas no eran de su agrado, prefería leer, salir con las amigas y, en vacaciones, viajar, pero su gran debilidad fueron siempre los niños y aunque no tuvo hijos, ejerció de segunda madre para muchos de sus alumnos. Su especial sensibilidad hacia el mundo infantil hizo que quedara profundamente afectada a raiz de la visita que realizó en Barcelona a los niños que, como ella, padecían leucemia. No tuvo dudas: a ellos decidió legar todo su patrimonio.