Toñi
"Mi nombre es M. Antonia Belmonte aunque todo el mundo me conoce como Toñi y resido en Pinto Madrid. Esta es la historia de la donación que he efectuado hace muy poquito.
Siempre había querido ser donante. Desde muy pequeña acudía con mi padre cuando él acudía a donar sangre. Desde esos momentos tuve claro que yo tenía que ser donante.
Aún recuerdo a mi amigo Esteban. Esteban era un niño brillante, gordito, simpático y un gran estudiante. Éramos buenos amigos. No os podéis imaginar lo que le cuesta a una niña de 13/14 años que yo tenía entonces no poder decirle a su amigo la verdad cuando te enseña un informe médico en el que dice que tiene leucemia aguda. La letra del médico no se entendía demasiado bien y por eso yo podía decir que no sabía de qué se trataba, que no se preocupase. Por desgracia, mi amigo Esteban no pudo superar la enfermedad y con sólo 14 años murió por culpa de esta terrible enfermedad.
Creo firmemente que tanto mi padre como Esteban fueron claves para decidirme a ser DONANTE no sólo donante de sangre (lo soy desde que cumplí los 18 años) sino también de órganos y por último de médula.
Hace unos nueve años, no recuerdo bien cómo, llegó a mis manos información de cómo poder ser donante de médula. Recuerdo que cuando acudí al Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid para hacerme las pruebas de tipaje todo el mundo pensaba que acudía allí porque mi hija María (que era un bebé) estaba malita y se sonreían cuando les explicaba el verdadero motivo de nuestra visita a dicho hospital.
Me informaron de la dificultad que había en que fuese compatible con alguien que precisase donación de médula, por lo que no me extrañó que no se pusieran en contacto conmigo.
Estas navidades pasadas me notificaron que estaba preseleccionada para ser donante de médula y para mí fue el mejor regalo de Navidad que podría desear. Acudí a realizar los análisis previos al centro de Transfusiones de Madrid. Allí una señorita me explicó todo el proceso, me extrajeron sangre y se aseguraron de que no me iba de allí sin haber desayunado correctamente.
En febrero Mavi (mi persona de contacto en la fundación Carreras) me volvió a llamar para comunicarme que había sido seleccionada como idónea para ser donante. Era preciso realizar la donación en la primera quincena de Marzo por lo que teníamos que movernos con rapidez. Mavi me explicó, tanto por teléfono como por mail en qué consistía el proceso de la donación, qué métodos había y que pros y contras tenía cada uno de ellos.
Decidí que el hospital donde se realizaría la donación sería el Gregorio Marañón de Madrid ya que era el que más rápidamente podía realizar la donación y el que mejor me quedaba para los desplazamientos. Igualmente decidí que la donación se realizaría por sangre periférica.
Me volvieron a citar para realizarme pruebas, un electro, una analítica completa tanto de sangre como de orina, una revisión de venas y un completo reconocimiento en oncología y hematología. Allí primero me atendió Cristina (secretaría de hematología), llamándome por teléfono para orientarme de cómo llegar mejor, cómo moverme dentro del hospital y preocupándose en todo momento de que mi estancia fuese agradable.
Durante la realización de las pruebas estuvo conmigo Aurelia, una DUE estupenda que me iba llevando a las pruebas y que decía a todo el mundo, ES ALTRUISTA, lo que hacía que los profesionales me elogiasen continuamente. Imaginaros el subidón de autoestima que supone que durante una mañana entera estén diciéndote continuamente lo fantástico que eres. Debo deciros que el proceso me pilló en medio de un divorcio y mi estado anímico a veces no era el mejor pero con visitas como la que realicé ese día se sale con las pilas cargadas. Al final de la mañana Aurelia me llevó a la consulta del Doctor Serrano donde me realizó el examen físico y me explicó claramente cómo se iba a realizar la donación y qué era lo que podía sentir al seguir el proceso.
Como el método escogido era la donación de sangre periférica debía inyectarme unos días antes una serie de viales que me fueron suministrados en la farmacia del hospital. Yo misma me puse los viales en mi casa, ya que son subcutáneos (como una inyección de insulina). No precisé de ningún calmante tipo Ibuprofeno o Paracetamol. Solamente me notaba un poco más cansada y algo dolorida (como cuando vas a pegar un tirón).
El día de la donación acudí de nuevo al hospital a la zona de donantes de sangre y allí estaba Encarna, una DUE excepcional que no se separó de mí mientras duró todo el proceso, ni siquiera se quiso ausentar unos minutos para desayunar. Durante las horas que dura la extracción, se preocupó de que no me faltase de nada, me dio de comer, de beber, me tapó para que no tuviese frío, me enseñó a grandes rasgos cómo funcionaba la máquina, me dio conversación, me puso la tele... y un sinfín de cosas que se me olvidan seguro.
La donación fue un éxito y pude saber que la médula extraída se implantó al día siguiente en una persona de aquí mismo, de España.
A pesar de los esfuerzos de Encarna, el proceso duró casi cinco horas y en ese tiempo se piensan muchas cosas. Pude recordar a Esteban, a mi padre.... Y a la Asociación de ARAP Alcohólicos Rehabilitados Asociación de Pinto a la que pertenezco. Efectivamente, soy alcohólica y de no ser porque hace tres años que acudí a esta maravillosa asociación dudo mucho que se hubiera podido realizar la donación de médula. Actualmente llevo tres años en abstinencia y puedo decir que gracias a ello vuelvo a ser la que era. Durante unos años nefastos no fui sino una parodia burda de mí misma, hundida, patética, llena de temores, y todo por no haber sabido decir NO a tiempo y haber optado por el camino cómodo, dejarme llevar y olvidarme de mi propia persona. Ahora mismo me siento cómoda conmigo, mi autoestima está bastante alta aunque eso no me impide ser humilde y pedir ayuda cuando la necesito. Con esto sólo quiero demostrar que si se quiere, se puede, se puede salir del alcohol, se puede ayudar a los demás y podemos ser felices.
Durante todo el proceso estuve acompañada de mi hermana Sonia que pudo estar a mi lado en todo momento. Los gastos derivados de los desplazamientos, comida, trabajo etc. tanto míos como de mi hermana han sido costeados íntegramente por la Fundación Carreras y en mí caso fue tan sencillo como enviar un mail con los justificantes escaneados, a los pocos días me realizaron el ingreso en mi cuenta.
Ahora acaban de realizarme la revisión del mes. Si quiero durante los próximos cinco años me realizarán revisiones en el Gregorio Marañón donde revisarán otros factores como niveles de tiroides (tengo hipotiroidismo) y los remiten por correo. Todo ello con flexibilidad horaria y aclarándome todas las dudas que me surjan al respecto.
Esta es la historia de la donación que yo he efectuado. Desde aquí os animo a que os realicéis las pruebas de tipaje y os deis la oportunidad de vivir la experiencia que yo he vivido, merece la pena.
Desde aquí quiero dar las gracias a Mavi, Cristina, Aurelia, Doctor Serrano, Encarna y todos los profesionales tanto del Gregorio Marañón como de la Fundación Carreras.
También agradecerle a mi hermana Sonia la paciencia y la compañía que me ha brindado.
Como no, quiero darle las gracias a todos y cada uno de los miembros de ARAP ya que sin su ayuda yo no sería la que soy ahora.
Pero sobre todo quiero darles las gracias a mi padre y a Esteban por haber hecho que tomase conciencia sobre lo importante que es ser donante.
GRACIAS A TODOS"
Toñi