Vanessa
Hola, me llamo Vanessa y soy una ex-paciente de Linfoma de Hodgkin de tipo esclerosis nodular en estadio II us IV.
Mi historia empieza después de tener a mi segunda hija. Me empezó a doler mucho el cuello y el brazo derecho. Fui al médico pensando que era una contractura por el parto y así me lo confirmó mi doctora de cabecera. Seguí con mi vida normal ya que no podía tomarme nada para el dolor porque estaba lactando. Tenía sudoración excesiva por las noches que achacaba a la subida de la leche y, sí, estaba bastante cansada pero acababa de ser mamá y, además, tenía otra niña de 3 años.
Pasó algún tiempo y, ya no aguantando el dolor, acudí a un fisioterapeuta de pago que me dijo que no se trataba de una contractura y me recomendó volver al médico. Siguiendo su advertencia me acerqué pasados dos días a urgencias donde, al hacerme una placa de tórax, vieron que estaba muy expandido con lo cual ya sospecharon que fuera un linfoma.
De ahí me derivaron a diagnóstico rápido donde me hicieron varias biopsias de alguna que otra adenopatía en el cuello dando resultados negativos así que decidieron enviarme a Salamanca donde me realizaron una mediastinoscopia. A los 5 días llegó el resultado: se confirmaba el diagnóstico de linfoma.
Esa semana me hicieron todas las pruebas pertinentes para el comienzo del tratamiento y me colocaron un reservorio por el que introducirían la medicación. Me hicieron un PET antes del tratamiento donde parece ser que, además del tumor en el mediastino, tenía adenopatías en ambos lados del cuello, debajo de ambas clavículas y parecía que había infiltración en el hueso de la pelvis y la columna. Pero, según la biopsia, la médula estaba sana.
El 26 de marzo de 2013 me dieron mi primera sesión de quimioterapia ABVD. Después del segundo ciclo de quimio me hicieron otro PET que confirmó que el tumor se había reducido y parecía que sólo quedaba el tumor del mediastino. Seguimos con el tratamiento hasta el día 3 de septiembre de 2013 y, después de 6 ciclos de quimioterapia, el 3 de octubre me hicieron otro PET que confirmó que no habíamos acabado con la enfermedad. El tumor apenas se había reducido. Mi hematólogo me explicó que aún quedaba mucho trabajo por hacer y que tenía que someterme a 20 sesiones de radioterapia y después hacerme un trasplante autólogo.
Afortunadamente siempre me he encontrado con fuerza porque quiero luchar por mi vida, quiero ver a mis hijas crecer y para ello he de luchar duro porque me queda mucho camino. Nunca pensé que esto fuera tan duro pero lo que jamás imaginé es lo fácil que es de llevar cuando tienes a gente a tu lado, gente como mi marido que esta ahí sin soltarme de la mano y caminando conmigo y mi familia que me ha ayudado a cuidar de mis hijas cuando estoy mal y que me han levantado cuando veían que me caía. ¡Gracias a todos, os quiero!
Actualmente, después de 20 sesiones de radio, el PET/TAC confirmó que estaba en remisión completa y no necesitaba someterme al trasplante.
Mucho ánimo a todos los que seguís, como yo, luchando para sobrellevar y sobrevivir a esta enfermedad y mucha fuerza para todas aquellas personas que apoyan y animan a enfermos como yo. Sin ellos esto sería aún más duro. Podemos curarnos y... ¡VAMOS a curarnos!
Vanessa (Burgos)