Nuria
Me llamo Nuria y me diagnosticaron leucemia mielomonocítica aguda con 18 años.
Era el verano del 2007 yo me sentía perfectamente, había ido a un concierto de los 40 principales con mis amigos varios días antes y estaba afónica, supongo que de intentar cantar a gritos jajaja.
Me empecé a notar un ganglio en el cuello y fui al médico (18/07/07) y me hicieron mi primera analítica por revisión y me mareé! No toleraba muy bien eso de ver la sangre... Me dijeron lo normal, que en una semana tendría los resultados, y extrañamente me llamaron del médico a la mañana siguiente, que veían algo alterado y que fuera al hospital a repetirla.
Me extrañó mucho pero sinceramente no le di tanta importancia a primera vista, aunque mi madre sí. Después de pasar varias horas en urgencias esperando, me dijeron que me quedaría ingresada porque no tenía defensas, mi madre se puso a llorar y yo la verdad no lo entendí mucho, no pensé que eso fuera tan grave. Todo fue muy rápido, pasé la noche en una habitación en la zona de aislamiento, nos atendió una enfermera que nos explicó cómo entrar con los papis, los gorritos, las batas, el gel desinfectante… no sé, todo muy detallado y raro pero la enfermera era genial, sentí que era especial.
A la mañana siguiente me hicieron la prueba de la médula. Lo pasé mal porque soy muy miedica pero me trataron muy bien. Y justo al día siguiente vino el médico a la habitación a hablar con nosotros, empezó a comentar cosas que yo no entendía, hasta que escuché la palabra CÁNCER, esa palabra que sólo escucharla da miedo y más cuando realmente la desconoces.
Ya nos pusimos a llorar y era cuando me entró ese miedo de... ¿Qué pasará? Gracias a Dios desde ese momento conté con el apoyo incondicional de mi familia y mis amigos. Empezaron rápidamente con el tratamiento de quimioterapia y estuve un mes ingresada hasta mi primera alta. En la habitación no podían pasar todos los que venían a visitarme por el tema de aislamiento, pero aun así venían a verme y yo los veía a través del cristal de la ventana de mi habitación (ya que no podía abrirla, hablaba con ellos por el móvil).
Pasé momentos malos con la quimioterapia, bajadas de tensión, fatigas, falta de apetito... Aunque dentro de lo que cabe lo llevé lo mejor posible y lo que peor que llevé personalmente fue el tema del pelo. Me negaba a cortar mi melena y me aconsejaron cortarla poco a poco. Cuando vimos que ya se caía en abundancia llegó el momento de raparme, lo hizo mi hermana y de hecho fue la única que me vio rapada porque desde ese momento me puse el pañuelo y sólo me lo quitaba cuando estaba sola. Tenía pañuelos de mil colores. También me pusieron un catéter en el pecho, mis amigas lo llamaban "alargadera".
Lo llevé mal por miedo al aspecto físico pero con risa se lleva todo mucho mejor. Al tiempo me lo quitaron y ¡listo! sólo una pequeña cicatriz de guerra y fin.
Bueno así pasé un año de bajadas, subidas, plaquetas, transfusiones, aspiraciones de médula, etc...
Pero también pasé un año de risas en la habitación con las enfermeras/os, amigos, familiares y compañeros de batallas de mi planta los cuales echo de menos.
Es lo esencial está el apoyo de los tuyos para llevarlo lo mejor posible. Y yo a pesar de la situación tuve mucha suerte en contar con muchísimo apoyo.
En mayo de 2008 me dieron de alta después de varios intentos de autotrasplante y pruebas a familiares para buscar compatibilidad. Gracias a Dios no fue necesario y tuve remisión completa.
Quedé limpia con la quimioterapia y ya sólo voy a revisión cada año. Ahora tengo 27 años y veo que esa experiencia te hace mirar la vida de otra manera.
Aprendes a mirar la vida sonriendo, puesto que la vida no te pone frente a situaciones que no puedas superar y rodeada de los tuyos y una buena sonrisa se lleva mejor!
Gracias al Hospital Virgen del Rocío a la planta 1ª, en especial a mi enfermera Charo Ortega y a todos los que estuvieron conmigo. Gracias. Y recuerda que nada ni nadie pueden contigo. Lucha contra la leucemia.